Un reciente caso en Estados Unidos ha puesto de manifiesto una preocupante realidad en el mundo de la ciberseguridad: la amenaza interna. Fiscales federales han acusado a tres individuos, incluyendo empleados de empresas de ciberseguridad, de orquestar ataques con el ransomware BlackCat (también conocido como ALPHV) contra cinco empresas estadounidenses entre mayo y noviembre de 2023. Los acusados, Ryan Clifford Goldberg, Kevin Tyler Martin y un tercer individuo no identificado, están siendo investigados por atacar a una empresa de dispositivos médicos en Tampa, Florida, una farmacéutica en Maryland, una clínica médica en California, una empresa de ingeniería también en California, y un fabricante de drones en Virginia. Lo más alarmante es que Martin y el tercer co-conspirador trabajaban como negociadores de amenazas de ransomware para la empresa DigitalMint, mientras que Goldberg era gerente de respuesta a incidentes para la empresa de ciberseguridad Sygnia, al momento de los incidentes. Todos han sido desvinculados de sus respectivas empresas, las cuales han cooperado con las autoridades. La acusación formal detalla cómo los individuos conspiraron para obtener ganancias ilícitas accediendo a las redes de las víctimas sin autorización, robando datos, instalando el ransomware BlackCat y exigiendo pagos en criptomonedas. Los montos exigidos variaron desde $300,000 hasta $10,000,000, aunque no todas las víctimas realizaron pagos. Este caso subraya la necesidad crítica de controles internos robustos y una estricta supervisión de los empleados, especialmente aquellos con acceso privilegiado a sistemas y datos sensibles. Las empresas deben implementar políticas de seguridad rigurosas, realizar verificaciones de antecedentes exhaustivas y monitorear continuamente la actividad de los usuarios para detectar y prevenir posibles amenazas internas.
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